Crónica de una casi expulsión [II]

Le disgustó tremendamente haber llegado a tal situación, quería acabar cuanto antes con esa farsa. Mientras redactaba la respuesta, quedaba pendiente solo una cosa, la conversación con LPR. Después de un extenso intercambio de opiniones llegaron a un acuerdo, y LPR –con la precoz soberbia del lector empedernido- hizo mea culpa y accedió acompañar a Wasa, cuando este fue a entregar la repuesta, para aclarar y rectificar sus palabras. Wasa le prometió un puñetazo a LPR que nunca consumó. Fumaron la pipa de la paz.

Así que a usted le va el rollo contestatario, parece que tenemos un nuevo Hildebrandt, fueron las palabras del CA al leer la respuesta de Wasa, que había expresado su total disconformidad con las denuncias que se le hacían y la manera de preoceder del profe. La carta causó agradable sorpresa en el CA, mas le recomendó cambiar una par de líneas algo excesivas a su parecer. LPR tuvo su oportunidad de rectificar.

Este intercambio de pareceres con el profe, por medio de terceros, no hizo sino crispar el ambiente en cada clase de filosofía. Ya no era la misma ilusión del principio, la ilusión de aventurarse en la filosofía, saber qué motivaba o movía a los grandes pensadores, la constante búsqueda del valor de la humanidad, la importancia de la vida. Filosofar es para aquel que se atreve a pensar por su propia cuenta. Una asignatura que no fue disfrutada a plenitud por el desilusionado Wasa. A estas alturas ya sabía que este asunto le iba a costar caro y probablemente, junto a su relajado ciclo académico general, no aprobara.

Dicho y hecho, su examen final lo aprobó con las justas, no dándole la media para aprobar. Fue la única asignatura suspendida y no le quedó más remedio que ir a la recuperación. No se imaginaba en el siguiente ciclo llevando filosofía nuevamente. Más que un disfrute, filosofía terminó siendo un dolor de cabeza debido a la magnitud de aquel mal entendido. La preocupación era evidente, más no reflejada en el tiempo de estudio. Wasa se tenía confianza, él había estudiado a lo largo del ciclo, prueba de ello es que nunca suspendió ninguna práctica ni examen.
 
El día del examen de recuperación, Wasa hizo algo inesperado, se persignó antes de comenzar a responder las preguntas. Wasa se sintió como pez en el agua con el examen, y terminó el primero. Mientras el profe corregía el examen, Wasa estaba fuera esperando el resultado. Alumno acérquese, usted y yo sabemos que hoy no tuvo que estar aquí, usted sabe pensar, tiene unas ideas muy buenas e interesantes, reflexiona bien y es consecuente con sus ideas, una prueba de ello es este dieciséis; pero, usted tiene un gran problema alumno, tiene que dejar de ser díscolo… Wasa no cabía en sí, el profe lo había sorprendido nuevamente, era la primera vez que le dedicaba buenas palabras, a pesar de las circunstancias. Lo aconsejaba acerca de cómo debía comportarse de ahora en adelante, se mostraba receptivo como nunca antes lo había hecho, hasta le dijo que lo busque si en algún momento quería conversar. No sabe si esa novedosa actitud que mostraba el profe con él era para simplemente dejar enterrado el asunto o sinceramente se mostraba receptivo a alguna conversación futura con Wasa… Fin.