Camaradería universitaria

Retomo este infinito espacio personal depués de unos mesesillos ausente. Lo que ocurre es que estuve leyendo otros blogs en los que, entrada a entrada, línea a línea, foto a foto, la nostalgia por volver a escribir aquí me hizo recordar tiempos mejores. No quiero decir que los de ahora sean malos, aunque no envidiría a nadie que lleve mi vida actual desde luego, simplemente que recordé una etapa puntual en la que la diversión y felicidad iban de la mano con eso que los seres humanos llaman amistad.

Resulta que en cierto lugar, llamado universidad, donde conoces cantidad de gente, de todos lo tamaños, colores y sabores, nace, así como sin querer queriendo, una hermandad y camaradería unida por sueños comunes, deseos de libertad, lazos de humanidad y fraternidad con el semejante. A primera vista uno puede pensar que se trata de una religión o posiblemente una secta. Pero, nada que ver con esos grupos pretenciosos de poder.

Jóvenes universitarios amantes de distintos tipos de arte: desde el asistir a recitales poéticos hasta jugar 'taps' frente a la universidad; desde el organizarse para marchas en pos de la democracia hasta juntarse en un parque a inhalar los desechos de la vida; desde concurrir a conferencias hasta dejar que suba el humo en medio de risas... Un grupo donde las chacotas en clase se hicieron ocurrentes más que vulgares, donde cualquier lugar era bueno para sentarse, abrir el cuaderno y escribir versos que expresen lo más profundo del sentir.

Aquella época fue grandiosa, compartiendo más que simples momentos con personas auténticas. Muchos sueños en común nos unían, aparte de las distintas herramientas para lograrlos. Herramientas comunmente conocidas como alcohol, drogas, música, literatura, poesía, etc. Caminatas interminables sin rumbo ni dirección fija, y a veces sin objetivos, quedaron para la posteridad.

Nos sentímos tan comprometidos que hasta llegamos a crear un grupo llamado el MRB (movimiento revolucionario bausatino) desde el cual pretendíamos alimentar, condensar y dar forma a nuestras ideas con el objetivo de que al pasar a la acción sean fructíferas y de provecho para la sociedad. "Los drogadictos también tienen buenos sentimientos".

Siendo un grupo que en su esencia se compone de juventud, inteligencia y rebeldía no podían faltar altercados también para la posteridad. Uno muy anecdótico, fue aquella vez en la que nos emocionamos con la publicación de nuestro primer fanzine dentro de la universidad y decidimos publicitarlo a nuestra manera. ¿Que cómo lo hicimos? Pues, no se nos ocurrió mejor idea que pegar carteles dentro de las intalaciones universitarias con un mensaje y un símbolo poco aceptados dentro de los tradicionales protocolos de lo que sería la presentación de una publicación universitaria. Resulta que no reparamos en que la universidad tenía más cámaras de vigilancia de las que imaginábamos. Desatando inmediatamente una persecución a los responsables de aquellos actos. Hasta me llegaron a decir que "en la puerta de salida los vigilantes tienen tu foto en mano para que no salgas de la universidad", a lo que yo respondí "bah, exageras". Al poco rato, nuestros persecutores dieron con nosotros. El principal promotor de toda nuestra movida fanzinera entró al despacho del director a declarar sobre lo sucedido. Al rato salieron los dos y la charla fue con todos los demás. Planteando diferentes maneras de poder expresar nuestras ideas desde una tribuna más institucionalizada y ordenada, el director se despidió satisfecho por que el  incidente no fuera a mayores. La anécdota finalizó con las risas, la borrachera y la stoneada de siempre, y en un lugar diferente como casi siempre.

Momentos como esos, en los que al término de clases se planeaba una nueva 'estafa'. Una nueva perdición rodeada de un mar de odio nacido del amor, palabras malsonantes y sonidos estruendosos. La figura de un grupo de héroes camuflados en sencillos estudiantes que no daban límite a sus sueños se apoderó de nosotros. Vivimos nuestra camaradería universitaria intensamente.

Y así, las historias son interminables; las risas, inacabables. La vida transcurre y nuestros caminos se angostan, cada uno afronta sus retos personales con la mejor disposición y un alma fortificada de momentos como los vividos. La misma vida hará que que nos volvamos a juntar y vivir nuevas historias, sin olvidar cómo empezó todo.

Saludos a todos esos desadaptados. Ustedes saben quiénes son.

Uno más del montón.