La ocupante del sillón principal
No imaginas cuanto te extraño, las veces al día que te pienso, la cantidad de veces que te nombro. Son muchas las ocasiones en que imagino abrazándote fuertemente para cargarte y sentir tu sonrisa elevarse por encima de mí, como muchas veces lo hice. Tanto te extraño que recuerdo con un sonrisa pintada tus sermones; es tanto que hasta hacer la limpieza de la casa, juntos como antaño, me produce nostalgia. Probablemente creas que muchas veces no hago palpable estos sentires. Quizás en algunas ocasiones pienses que lo que demuestro más bien es desinterés por ti, por lo que te sucede, por lo que sientes, por lo que piensas... Seguramente pienses que los actos reflejan los sentires, y que los mios destacan por su irregularidad, o en algunos casos por su ausencia. Bien, entonces, en alguna medida, lo admito, es cierto. Nadie es perfecto. Y menos los jóvenes, sumergidos en tantas situaciones por escoger el rumbo correcto de sus vidas. Los jóvenes somos así ¿no? Despreocupados unas vece